Si quiero, puedo
En nuestra infancia somos enseñados bajo el lema de que nuestro único límite es nuestra voluntad. ¿Pero es eso cierto? ¿Si desde pequeño me hubiesen entrenado muy duro podría ahora batir en duelo de raquetas a Rafa Nadal? ¿Existe la posibilidad de que gane un Premio Nobel?
Por supuesto no todos somos iguales. Sí que es cierto que tenemos todos un gran potencial, que si entrenara ocho horas diarias probablemente no ganaría nunca al mejor jugador de tenis del mundo, pero sin lugar a dudas sí que llegaría a ser bastante bueno. También si me machacara la física cuántica y me estudiara todos los distintos experimentos creados y por crear podría llegar a ser un mega-crack de la física de partículas.
Pero nuestra falta de voluntad, o más bien la no-necesidad de la misma, provoca que no exprimamos nuestras facultades. A la mayoría de la gente le basta con ser más o menos bueno en lo que le interesa, o ni siquiera eso. A la mayoría de gente le basta con vivir y con sentirse diferente al resto dentro de su mediocridad. No es necesario estudiar una carrera universitaria o ser deportista de élite para sentirse realizado.
"Me llamo Demóstenes, he estudiado física y me gusta el mundo del rol, las artes marciales, los cómics, el cine, la literatura y la música rock". Yo soy yo, yo soy único e irrepetible. O eso es lo que mi cerebro quiere que crea, y a mí ya me va bien.
Más de una vez lo he pensado, yo podría creer que la combinación de cualidades que me hacen de mí un yo, perfectamente podrían repetirse y encontrarme con un yo anímico exactamente igual que yo pero en otro cuerpo.
¿Un alma gemela? Más bien una deliciosa casualidad, o más bien poco deliciosa, porque dudo que aguantase a otra persona contando unos chistes tan malos como los míos. Podría pensar todo eso, sí, pero no me ayudaría en nada. Pensar que soy otro cliché de la sociedad sólo me llevaría a la desidia, porque lo que todo el mundo necesita, es sentirse especial. Y por eso mismo tengo un blog.
Y es que, en el fondo, todo lo que hacemos son caminos de reafirmación personal.
¿Un alma gemela? Más bien una deliciosa casualidad, o más bien poco deliciosa, porque dudo que aguantase a otra persona contando unos chistes tan malos como los míos. Podría pensar todo eso, sí, pero no me ayudaría en nada. Pensar que soy otro cliché de la sociedad sólo me llevaría a la desidia, porque lo que todo el mundo necesita, es sentirse especial. Y por eso mismo tengo un blog.
Y es que, en el fondo, todo lo que hacemos son caminos de reafirmación personal.
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