Dierde. La historia de una ciudad.

No hace mucho, un conocido, un tal Buch, me estuvo contando la historia de una ciudad llamada Dierde. Él estuvo viviendo ahí durante casi toda su vida, hasta que tras muchos años se cansó y se fue a vivir a un lugar mejor, cuando ya era mayor.

Según me contó, de niño vivía en la zona periférica de Dierde. Era una zona más o menos tranquila. Gente honesta y trabajadora, que es lo que eufemísticamente se dice de la gente que no tiene ni un puto duro.

Cuando iba al centro de la ciudad, no podía evitar sentir envidia de esos que tenían más dinero que su familia, pero se tranquilizaba pensando que era normal, que tiene que haber gente rica y gente pobre.

Los pijos del centro de la ciudad no se interesaron mucho por la zona humilde, hasta que vieron que el mercado en la zona estaba sobre-explotado y pensaron que podrían sacar tajada tambíen de la periferia.

Lo primero que hicieron fue ilegalizar o ocupar los partidos obreros, para tener ellos el control de toda la ciudad. Pero ocurrió lo obvio, sin nadie defendiendo los intereses obreros, se vieron increíblemente perjudicados. Los ricos empezaron a aprovecharse de ellos, empobreciéndolos para enriquecerse; es mucho más fácil ganar dinero a costa de otros que ganarlo por méritos propios.


Tal y como Buch me contó, en los barrios periféricos como el suyo las cosas se ponían mal. Empezaba a faltarles el dinero cosa mala, el crimen aumentó e incluso las armas de fuego empezaron a ponerse de moda. En esta situación, la idea de aprovecharse de las zonas más humildes parecía ya mucho menos convincente a los opulentos políticos y ciudadanos del centro. Decidieron quitarse el muerto de encima; hablaron con los viejos partidos obreros y les dejaron volver a activarse con la condición de mantener acuerdos económicos, que obviamente beneficiaban a los más ricos.

Ellos, pensando que así quizá iría mejor, aceptaron. Pero ahora que en la periferia no podían echarle la culpa al gobierno desinteresado, empezaron las pugnas por el poder. Las luchas armadas estaban a la orden del día. La gente, humilde como Buch, ya pensaba que era mejor mendigar en el centro de la ciudad que morir de hambre o asesinados en la periferia.


En los barrios ricos empezaron a notar como cada vez llegaba más gente que mendigaba o buscaba trabajo con sueldos irrisorios, comparados con lo que cobrarían los que habían nacido ahí. Al principio, no les molestaba demasiado su presencia, no eran demasiados e incluso ayudaban a su economía, porque igual que ocurría a gran escala, la única forma que tenían de enriquecerse un poco más, era empobrecimiendo a los otros. Pero pasado un tiempo empezaron a pensar que era insostenible, a los políticos no dejaban de lloverles quejas en las que culpaban a los pobres de su propio empobrecimiento. Y es que resulta que los que eran más ricos entre los ricos, ahora lo eran más tras aprovecharse de los refugiados periféricos, y al sentirse superiores a los que antes eran sus vecinos, tampoco les importó aprovecharse de ellos tambíen.

¿Ante tal situación, qué hicieron en Dierde? Decidieron poner un gran muro que separaba la zona céntrica de la periférica. Era una sola ciudad separada en dos trozos. La gente más rica tenía derecho a ir por todo, pero los pobres... imaginaos lo difícil que le podía resultar. Como mucho podían pasear por ahí, pero con los precios exorbitados de la zona, para ellos les resultaba imposible. Ir a trabajar era una tarea casi imposible.

Lo peor es que sólo por no pertenecer a la zona céntrica, la policía ya les trataba como si fueran criminales. Los arrestaban, los echaban de ahí.

Ante este panorama, Buch decidió irse de la ciudad.

Ojalá fuera tan fácil, ojalá no os tuviera que decir que Buch en realidad sigue en Dierde y que no se podrá ir jamás de ahí.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
pero la ciudad nunca duerme, ni el agujero donde esconderme!


Saludos, Paz
Pablo Fantasma ha dicho que…
me has hecho pensar en muchas cosas tío, no conocía tu faceta más política
:)
Demóstenes ha dicho que…
Esta entrada en sí no me gustó demasiado cómo quedó. Tenía una idea y no sabía plasmarla... podría echarle la culpa a la hora, pero sólo sería una mala excusa ^^U.

Y sí Pau, tengo una faceta política xD. Me alegro de que te hiciera pensar!
Josito ha dicho que…
Hay muchas ciudades Dierde, como también hay muchos Bunch,...que quizás tengan más suerte...
Jill ha dicho que…
Lo malo de la miseria es que cuando nos agarra es muy difícil deshacernos de ella. Sobretodo porque en la mayoría de ocasiones no disponemos de la ayuda necesaria.

No mirar a la gente desafortunada, girar la cara hacia otro lado cuando nos cruzamos con uno de ellos, no significan que no existan.
Demóstenes ha dicho que…
El problema es que es increíblemente difícil salir de la pobreza una vez estás dentro. A menos que hagas chanchullos, claro.
Elena y sus Neuras ha dicho que…
Dios, que historia...y que forma de contarla. No he podido parar hasta el final.

Es triste la historia de Buch, pero es la historia demuchos como él, en muchisimas ciudades de demasiados sitios. Y ya no se siene empatía, no solidaridad, son casos demasiado numerosos y somos muchos los que nos aferramos a los pocos bienes que tenemos y damos gracias porno haber estado nunca en una situación similar.

Que gran entrada!!!! tienes que seguir contando historias asi de bien.
Emma ha dicho que…
Busqué Dierde en google y me salió directamente tu blog. La busqué antes de comentarte porq pensé q a lo mejor podía existir ya q me suena increíblemente ese nombre y no quería quedar como una gilipollas. Es como un deja vú, no sé, esta historia... me hace sentir algo raro.

Entradas populares